domingo, 19 de enero de 2014

DEPENDENCIA EMOCIONAL. CLAVES PARA DESENGANCHARTE



La dependencia emocional es la necesidad extrema de carácter afectivo que una persona siente hacia su pareja a lo largo de las diferentes relaciones. Domina su bienestar emocional y su capacidad de decidir, a las directrices y criterios de la otra persona.
Estar enganchado a una persona consume energía, libertad y salud mental. Hay que aprender a desprenderse de lo que nos hace daño.
Los seres humanos hemos nacido para establecer lazos con los demás, pero nadie nos enseñó a controlar su impacto en nuestra vida. Algunas personas actúan como un imán, nos abruman, consiguen que nos pleguemos a sus pies y causan malestar si se alejan. La sensación de dependencia es completa. Todos sentimos afecto y simpatía hacia alguien, pero la existencia de ese sujeto no debe condicionar nuestra felicidad. Si no estás dispuesto a la pérdida renuncias a uno de los rasgos innatos del hombre: la autonomía, ser libre.


¿Cómo son las personas que sufren dependencia emocional?

  • Baja autoestima: estado de ánimo bajo, necesitan la aprobación de los demás, falta de habilidades sociales, falta de toma de decisiones.
  • Falta de autocontrol: No estás capacitado para regular tu conducta frente a determinado objeto, persona o idea.
  • Ideas irracionales: “No concibo mi vida sin él”, “Sin él no soy nadie”.
  • Necesidad excesiva del otro. Deseo de acceso constante a la otra persona.
  • Malestar: No estar cerca del motivo de tu adicción te provoca ansiedad.
  • Persistencia: Sabes que las consecuencias de la relación con la persona son negativas, pero no puedes cortar el vínculo de unión.
  • Historia de relaciones: Su relaciones siempre han sido basadas en la sumisión y subordinación. Parejas desequilibradas e inestables. Siempre con miedo a la ruptura.
  • Miedos: la intolerancia, a la soledad, la frustración. Necesidad de gustar a los demás.

El dependiente carece de libertad. No sabe tomar decisiones en primera persona. Es cierto que el objeto de deseo brinda una tranquilidad transitoria mientras está ahí, pero cuando desaparece, la sensación es insoportable. Hablamos de Refuerzo Negativo.

¿Qué podemos hacer?

  • Desprenderse de alguien no implica tener indiferencia afectiva, es decir, que tu dolor no me duela y tu alegría no me alegre. Significa estar contigo pero no sentirme preocupado por la relación, que tú no me definas y yo no te posea.
  • Aprender a ser autónomo: buscar cualidades positivas en ti, valorar tus logros y éxitos, crear metas para cumplir. Aprender a tomar decisiones.
  • Vislumbrar la necesidad del cambio: Aceptar que nada es para siempre. La permanencia no existe. Las cosas cambian, se transforman y se pierden. Hay que incorporar esta filosofía. Cambiar pensamientos negativos y catastrofistas por pensamientos positivos que te ayuden a seguir adelante.
  • No esperar la aprobación social: Convertirse en un banco de niebla. Eres un ser nebuloso que no atrapa insultos ni críticas. Si dejas que las palabras dolorosas te atraviesen, evitarás depender de la aprobación de los demás, por ejemplo.
  • Buscar alternativas gratificantes: Aumento de actividades placenteras, sin necesidad de que tu fuente de felicidad y bienestar sea esa persona.

¿Te atreves a desengancharte?

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