En el mundo de las enfermedades
mentales, hay un sinfín de síndromes que no es más que un conjunto de síntomas
que una persona padece. He hecho una recopilación de algunos que me han
parecido curiosos por lo que son o por los nombres que han sido acuñados.
SÍNDROME DE CENICIENTA:
Según el autor Colette Dowling,
las mujeres con este síndrome están motivadas por un deseo inconsciente de ser
cuidadas, como consecuencia a un miedo de ser independiente. Este complejo
lleva el nombre de la Cenicienta, personaje de cuentos folclóricos e infantiles
europeos colectados por Charles Perrault y los hermanos Grimm, llevado al cine
inicialmente por The Walt Disney Company. Se basa en la idea de las mujeres que
retratan en la historia, por ser hermosas, elegantes y amables, pero que no
pueden ser personajes fuertes ni independientes, y que deben ser rescatadas por
una fuerza externa, por lo general un hombre (por ejemplo, el Príncipe).
SÍNDROME DE COTARD:
También llamado delirio de negación o delirio nihilista. El afectado cree
estar muerto (tanto figurada como literalmente), estar sufriendo la
putrefacción de los órganos o simplemente no existir. En algunos casos el
paciente se cree incapaz de morir.
SÍNDROME DE DIÓGENES:
Es un trastorno del
comportamiento que afecta, por lo general, a personas de avanzada edad que
viven solas. Se caracteriza por el total abandono personal y social, así como
por el aislamiento voluntario en el propio hogar y la acumulación en él de
grandes cantidades de basura y desperdicios domésticos.
SÍNDROME DE ESTOCOLMO:
ES una reacción psicológica
en la cual la víctima de un secuestro, o una persona retenida contra su voluntad,
desarrolla una relación de complicidad, y de un fuerte vínculo afectivo, con quien la ha secuestrado.
Se debe, principalmente, a que malinterpretan la ausencia de violencia contra
su persona como un acto de humanidad por parte del secuestrador. Las víctimas que experimentan el síndrome
típicamente muestran dos tipos de reacción ante la situación. Por una parte,
tienen sentimientos positivos hacia sus secuestradores, mientras por otra
parte, muestran miedo e ira contra las autoridades. A la vez, los propios
secuestradores muestran sentimientos positivos hacia los rehenes.
SÍNDROME DE EKBOM:
También denominado delirio parasitario, delirio de infestación o parasitosis imaginaria, es una
enfermedad psíquica en la que los enfermos creen tener infestaciones en su casa
o sobre si, pudiendo llegar a sufrir picaduras e irritaciones, a veces auto
producidas al rascarse compulsivamente. Suele ser detectada por especialistas
entomólogos o aplicadores de plaguicidas que tras la visita solicitada por el
enfermo no consiguen localizar insecto alguno en la vivienda o sobre el cuerpo
de la persona.
SÍNDROME DE PETER PAN:
Se caracteriza por la inmadurez en
ciertos aspectos psicológicos y sociales. La personalidad en cuestión es
inmadura narcisista. El sujeto crece, pero la representación internalizada de
su yo es el paradigma de su infancia que se mantiene a lo largo del tiempo. Incluye
algunos rasgos de irresponsabilidad, rebeldía, cólera, narcisismo, arrogancia,
dependencia, negación del envejecimiento, manipulación, y la creencia de que
está más allá de las leyes de la sociedad y de las normas por ella
establecidas. Todas esto sería una coraza defensiva para protegerse de su inseguridad,
miedo a no ser queridos y aceptados. En ocasiones los que padecen este síndrome
acaban siendo personajes solitarios. Con escasa capacidad de empatía o de
apertura al mundo de los "grandes", al no abrirse sentimentalmente,
son vividos como individuos fríos o no predispuestos a darse, lo que vuelve
como un boomerang a través de la no recepción de entregas o muestras ajenas de
cariño.
SÍNDROME DE WENDY:
Se puede definir como el conjunto de conductas
que realiza una persona por miedo al rechazo, por necesidad de sentirse
aceptada y respaldada, y por temor a que nadie la codicie. En definitiva, por
una necesidad imperiosa de seguridad. Cuando el sujeto actúa como padre o madre
en su pareja o con la gente más próxima, liberándoles de responsabilidades,
podemos hablar de Wendy, estas conductas pueden darse tanto dentro del núcleo
familiar, en los roles de padre/madre sobre-protectores, como en las relaciones
interpersonales, con aquellas personas muy cercanas. La madre que despierta
todos los días a su hijo para que no llegue tarde a la universidad, aquella que
le haga los deberes, le resume las lecciones o subraya los apuntes, la esposa
que asume todas las responsabilidades domésticas… es una Wendy en el núcleo
familiar. Lo mismo ocurre en la relación de pareja si es ella y no él quien
toma todas las decisiones y asume las responsabilidades, actúa como madre o
padre y como esposa/esposo o justifica la
informalidad de su pareja ante los demás. Para hablar de un verdadero Síndrome
de Wendy es preciso tener en cuenta que todas estas acciones se basan en un
terror al abandono, que son inmutables y que persisten como tales, con en el
transcurso del tiempo.