La
semana pasada escribí un post sobre las reacciones de los niños con un rango de
edad de cero a ocho años frente el divorcio de los padres. A continuación se
exponen las reacciones de los niños más mayores y adolescentes:
Ocho - doce años:
Tienen
más capacidad para entender los cambios que se producen en la familia. Se ven
menos sorprendidos por sus sentimientos, siendo, a veces, más capaces de
ordenarlos. Ya han empezado a captar y a reconocer que la gente puede
reaccionar y pensar de manera diferente.
En
este grupo de edad suele ser más frecuente experimentar sentimientos de
vergüenza, al verse o sentirse diferentes de sus compañeros y podrían
preocuparse por lo que piensan estos de ellos y, como resultado, podría ser que
les costase hablar con sus amigos acerca de la separación de sus padres.
Algunos
niños en este grupo de edad podrían pensar, también, que hablar de lo que está
pasando en casa es una forma de traicionar a sus padres y que, si se lo cuentan
a sus amigos, es como no guardarles el secreto. Pueden experimentar ira y
enfado, llegando, a veces, a aliarse, de manera consciente, con un padre en contra
del otro.
Sus
sentimientos de pérdida y tristeza podrían verse enmascarados, y dedicarse con
más empeño al juego y a sus amigos, o poniendo cara de valentía y de que no
está pasando nada, intentando demostrar que nada les importa ni preocupa.
Aprenden a aparentar una actitud "pasota".
Más de doce años:
La
adolescencia es un tiempo de cambio, durante el cual es corriente que se ponga
en entredicho los valores parentales, intentando nuevas formas de
comportamiento y, en definitiva, que se intente crear la propia personalidad y
forma de ser diferenciada de la anterior y de los padres.
Experimentan
sus propios sentimientos de una manera intensa, y son capaces de reconocer y
hablar acerca de sus sentimientos y de los demás. Al contrario que los niños
más jóvenes, los adolescentes ya tienen un dominio de la palabra, y ello les
remite, también, expresar lo que sienten. Suelen expresar ira hacia ambos
padres y ofrecer resistencia ante los intentos de cualquiera de ellos por
convertirlos en sus aliados en los conflictos maritales.
Algunos
adolescentes, que han vivido durante el conflicto marital, la separación sólo
les producen una sensación de alivio, haciéndoles constatar que sus padres no
pueden vivir juntos.
Algunos
adolescentes reaccionan a la separación de varias formas:
- Podrían sentir vergüenza, especialmente si existe una tercera persona como nueva relación
- Podrían demostrar una actitud oposicionista, o convertirse en seres especialmente críticos acerca de los padres, o sus nuevas parejas
- Al ser un momento en el intentan estables su propia identidad sexual, el comportamiento de los padres, en este sentido, pueden añadir confusión en ellos mismos
- Podría ser que los hijos adolescentes intentasen asumir más responsabilidades en casa y no es infrecuente que intenten adoptar el papel de hombre o de mujer de la casa: papel que, a la larga puede llegar a pasarles factura y hacérseles insoportable
- La tristeza, la ira y la vergüenza tienden a ser reacciones típicas
- Es posible que algunos padres noten que los hijos se vuelven más retraídos, cada vez que intentan poder en orden sus sentimientos. Necesitan privacidad y tiempo, y podrían necesitar, también, el apoyo de sus amigos, y no sólo de su familia
- Si los que se separan tuviesen hijos adolescentes, es posible que noten que necesitan una cierta distancia también de ellos mismos, para poder formarse su propia perspectiva de la familia
Barajando esta
información… ¿Entiendes a tus hijos?