lunes, 30 de diciembre de 2013

¿CÓMO REACCIONAN LOS NIÑOS FRENTE EL DIVORCIO DE SUS PADRES? PARTE II



La semana pasada escribí un post sobre las reacciones de los niños con un rango de edad de cero a ocho años frente el divorcio de los padres. A continuación se exponen las reacciones de los niños más mayores y adolescentes:

Ocho - doce años:
Tienen más capacidad para entender los cambios que se producen en la familia. Se ven menos sorprendidos por sus sentimientos, siendo, a veces, más capaces de ordenarlos. Ya han empezado a captar y a reconocer que la gente puede reaccionar y pensar de manera diferente.
En este grupo de edad suele ser más frecuente experimentar sentimientos de vergüenza, al verse o sentirse diferentes de sus compañeros y podrían preocuparse por lo que piensan estos de ellos y, como resultado, podría ser que les costase hablar con sus amigos acerca de la separación de sus padres.
Algunos niños en este grupo de edad podrían pensar, también, que hablar de lo que está pasando en casa es una forma de traicionar a sus padres y que, si se lo cuentan a sus amigos, es como no guardarles el secreto. Pueden experimentar ira y enfado, llegando, a veces, a aliarse, de manera consciente, con un padre en contra del otro.
Sus sentimientos de pérdida y tristeza podrían verse enmascarados, y dedicarse con más empeño al juego y a sus amigos, o poniendo cara de valentía y de que no está pasando nada, intentando demostrar que nada les importa ni preocupa. Aprenden a aparentar una actitud "pasota".

Más de doce años:
La adolescencia es un tiempo de cambio, durante el cual es corriente que se ponga en entredicho los valores parentales, intentando nuevas formas de comportamiento y, en definitiva, que se intente crear la propia personalidad y forma de ser diferenciada de la anterior y de los padres.
Experimentan sus propios sentimientos de una manera intensa, y son capaces de reconocer y hablar acerca de sus sentimientos y de los demás. Al contrario que los niños más jóvenes, los adolescentes ya tienen un dominio de la palabra, y ello les remite, también, expresar lo que sienten. Suelen expresar ira hacia ambos padres y ofrecer resistencia ante los intentos de cualquiera de ellos por convertirlos en sus aliados en los conflictos maritales.
Algunos adolescentes, que han vivido durante el conflicto marital, la separación sólo les producen una sensación de alivio, haciéndoles constatar que sus padres no pueden vivir juntos.
Algunos adolescentes reaccionan a la separación de varias formas:

  • Podrían sentir vergüenza, especialmente si existe una tercera persona como nueva relación
  • Podrían demostrar una actitud oposicionista, o convertirse en seres especialmente críticos acerca de los padres, o sus nuevas parejas
  • Al ser un momento en el intentan estables su propia identidad sexual, el comportamiento de los padres, en este sentido, pueden añadir confusión en ellos mismos
  • Podría ser que los hijos adolescentes intentasen asumir más responsabilidades en casa y no es infrecuente que intenten adoptar el papel de hombre o de mujer de la casa: papel que, a la larga puede llegar a pasarles factura y hacérseles insoportable
  • La tristeza, la ira y la vergüenza tienden a ser reacciones típicas
  • Es posible que algunos padres noten que los hijos se vuelven más retraídos, cada vez que intentan poder en orden sus sentimientos. Necesitan privacidad y tiempo, y podrían necesitar, también, el apoyo de sus amigos, y no sólo de su familia
  • Si los que se separan tuviesen hijos adolescentes, es posible que noten que necesitan una cierta distancia también de ellos mismos, para poder formarse su propia perspectiva de la familia

Barajando esta información… ¿Entiendes a tus hijos?

domingo, 22 de diciembre de 2013

¿CÓMO REACCIONAN LOS NIÑOS FRENTE EL DIVORCIO DE SUS PADRES? PARTE I



Cuando una pareja con hijos decide separarse se preocupan por la reacción que puedan tener éstos e intentan llevarlo lo mejor posible. Pueden sentirse perdidos por las reacciones que puedan hacer sus hijos frente a la separación. Aparecen dudas sobre si empiezan o no experimentar tensión y miedos frente a sus discusiones.
Muchas personas piensan, equivocadamente, que los niños pequeños no son sensibles a la comunicación interparietal y las emociones que éstos les provocan.
Los niños seguramente no entiendan el contenido de lo que los padres digan, pero sí entienden muy bien las emociones que subyacen en sus discusiones. Esta capacidad cambia y evoluciona con la edad. Aumenta considerablemente alrededor de los seis años.
Algunas de las reacciones típicas y predecibles que cabe esperar de los niños en función de su edad y de su grado de madurez son las siguientes:

Hasta los dos años:
Los bebés responden a cualquier cambio que se produzca en sus rutinas habituales con enfado, llanto  y malestar.  Es por ello que la atención debiera centrarse en las necesidades del niño y, si llegase a tener que hablar de un régimen de visitas, éstas deberían ser de corta duración y producirse siembre en un ambiente familiar para el niño.

Dos – cinco años:
Los niños en edad preescolar tienden a fantasear e inventarse cosas que sólo ocurren en su imaginación. En esta franja de edad suele ocurrir que piensen que ellos tienen la culpa de la separación de sus padres. Esto puede ocurrir con más probabilidad si no se les ha avisado, con anticipación, de la separación.
En esta edad, el comportamiento es un buen indicador de cómo se sienten. Quizá notemos que sus hábitos de sueño y comida, o incluso el descontrol de esfínteres, vuelven a niveles anteriores a la separación y que su lenguaje empeora. Algunos se vuelven demandantes y absorbentes. A veces, cuando tienen que salir de casa, irse a la cama o a la guardería, pueden volverse a producir situaciones de ansiedad y buscarse excusas para no salir. Estos niños no son capaces de entender la separación, ni de reorganizar sus sentimientos por causa de ésta y pueden sentirse desorientados o retraerse incluso de aquellas cosas y actividades que antes disfrutaban. Lo que ayudará a sus hijos en estas edades:

  • Mantener las rutinas y horarios habituales
  • Aprovechar cada ocasión que se presente para asegurarles que se les quiere
  • Y, sobre todo, advertirles de que ellos no son en absoluto responsables de la ruptura

Cinco – ocho años:
Estos niños ya han empezado a hacer amigos fuera del núcleo familiar y estos se han convertido en personas referentes importantes para ellos. A pesar de todo, la familia sigue siendo la principal fuente de seguridad y, ante la separación, su principal reacción será de tristeza y enfado.
Podrían producirse cambios en su comportamiento y rendimiento escolar. Necesitan tiempo para reorganizar sus sentimientos.
Algunos niños se vuelven agresivos e intentan rechazar cualquier adulto y prefieren estar alejados de ellos. Algunos niños desarrollan fantasías de reconciliación  y tratan de ejercer una importante presión en los padres para que se vuelvan a juntar. En este caso los padres deberían sentir la importancia su deseo, pero recordarles que esa es una decisión que sólo les corresponde a los padres. 

Y ahora, ¿qué hacemos con nuestros hijos?



domingo, 15 de diciembre de 2013

HABLEMOS DE SECTAS. ¿CÓMO CAE EL ADEPTO EN SUS REDES?



Una secta destructiva o coercitiva es un movimiento totalitario, presentado bajo la forma de asociación o grupo religioso, cultural o de otro tipo, que exige una absoluta devoción o dedicación de sus miembros a alguna persona o idea.  

Emplean técnicas de manipulación, persuasión y control, no visibles ni reconocibles cuando se aplican, con el fin de conseguir los objetivos del líder del grupo, provocando en sus adeptos una total dependencia del grupo. El resultado es destruir la personalidad del adepto y su entorno familiar, laboral y social. 

Los primeros contactos con grupos de manipulación psicológica son parecidos en algunos aspectos a los que producen otras organizaciones no manipuladoras. En estos grupos se aplican sistemáticamente métodos sutiles y eficaces para hacer que la oferta sea atractiva y milagrosa.

En este proceso destaca el contacto personal, con promesas que hace falta examinar de forma crítica, en especial cuando se corresponden excesivamente con nuestras necesidades afectivas, nuestros intereses en las relaciones, nuestras experiencias y nuestro desarrollo personal, espiritual e ideológico, ofertas psicoterapéuticas, relativas a la formación, económicas y comerciales e iniciativas mediáticas. Estas ofertas acostumbran a tener una apariencia de honestidad para ofrecer ayuda a quien lo solicita.

¿Qué se encuentra en el grupo que lo hace atractivo y atrape al adepto?

  • En el grupo encuentras todo aquello que hasta entonces habías buscado sin éxito. El grupo sabe mejor que tú lo que te conviene
  • Desde el primer  contacto se te presenta una nueva realidad.
  • La visión del universo por parte del grupo es simplista, con frecuencia absurda y ofrece explicaciones a cualquier situación que se presente.
  • Es difícil hacerse una idea precisa del grupo. Bajo el lema “no pensarás ni razonarás”, tus “nuevos amigos” te dirán “Esto no se puede explicar, debes experimentar y vivirlo. Ven y lo verás”.
  • El grupo tiene un maestro, un líder o un gurú, que posee la verdad absoluta.
  • La doctrina del grupo es indiscutible. La ciencia, el razonamiento y el intelecto son fuente de engaño.
  • La crítica externa se interpreta como un ataque y una prueba de que el grupo tiene razón.
  • Sólo el grupo sabe cómo salvar el mundo de la catástrofe final.
  • El grupo es la élite y el resto de la humanidad está perdida.
  • El calor humano del grupo induce a unirse a ellos.
  • El grupo pretende que rompas las viejas relaciones ya que impiden tu evolución.
  • El grupo controla las relaciones de sus adeptos y te aísla del mundo.
  • Se controla tu conducta sexual; se escoge a tu pareja, se introduce nuevas relaciones sexuales o se prescribe la abstinencia del sexo.
  • El grupo te mantiene permanentemente ocupado, con la captación de nuevos miembros, la asistencia a cursos y reuniones, las sesiones de trabajo personal y la realización de múltiples tareas.
  • Es difícil estar solo, siempre hay alguien del grupo a tu lado.
  • En momentos de duda, cuando lo que se ha prometido no se ha cumplido, “Tú eres el culpable”, porque no te esfuerzas lo suficiente y no crees con suficiente convicción.
  • Como que es la única vía hacia la salvación, el grupo exige un cumplimiento estricto de sus reglas y su disciplina.

En grupos no manipuladores no aparecen estas consecuencias ya que las organizaciones honestas hacen a las personas más abiertas, seguras de sí mismas, tolerantes, libres y conscientes de sus responsabilidades.

¿Detectas a alguien a tu alrededor? ¡Pide ayuda!

domingo, 8 de diciembre de 2013

¿CÓMO ELEGIR A UN BUEN PSICÓLOGO? DIEZ PAUTAS PARA SABER HACERLO



En Psicología, como en cualquier ámbito hay muy buenos profesionales, pero no todo profesional es bueno para todo aquel que busque ayuda. Además, hay que tener en cuenta los intrusismos en este campo.

Te planteo diez pautas para ayudarte a buscar al profesional idóneo:

  1. ¿Es realmente lo que dice ser? No todo el mundo que abre una consulta tiene un título oficial de Psicología. En España no existe la profesión de psicoterapeuta. Cuando alguien utiliza estos términos, en muchos casos lo hace porque no tiene la formación necesaria. Es necesario alertar sobre el intrusismo profesional. Podemos exigir el número de colegiado para comprobar si tiene la Licenciatura.
  2. Para abrir una consulta es necesario algo más que ser Licenciado en Psicología: Averiguar si tiene formación específica para ayudarnos con nuestro problema. Para trabajar en la privada hay que tener el título de Psicólogo General Sanitario. Tener ese título a la vista garantiza que la persona ha recibido formación clínica.
  3. ¿Qué es un tratamiento psicológico?  No consisten simplemente en hablar sobre lo que a uno le ocurre. Consiste en que el psicólogo explique cómo surgen las emociones, los pensamientos y los comportamientos desagradables y cómo afrontarlos y desarrollar una serie de técnicas para ello. La mayoría de las personas se sienten mejor durante las primeras sesiones simplemente por hablar de su problema. No debes confundir ese alivio inicial con eficacia, ya que se disipará pronto. Es más, ir a consulta no siempre implica salir aliviado. A veces hay que enfrentarse a problemas duros para superarlos.
  4. Tipo de terapia que realiza: No todas las terapias han demostrado ser efectivas, por lo que puede darse el caso de que encuentres a un psicólogo titulado que realiza un determinado tipo de tratamiento que no es eficaz para tratar un determinado problema.
  5. Habilidades de un terapeuta: Hablamos de habilidades técnicas: conocer el modelo por el que se rige, dominar técnicas tanto de evaluación como terapéuticas. Habilidades de control emocional: conseguir no afectase personalmente por los problemas del cliente, controlar las emociones negativas. Habilidades sociales: conseguir utilizar la propia relación terapéutica como instrumento que también facilite el cambio. Habilidades éticas: confidencialidad, honestidad y respeto. Habilidades formales: planificación de la agenda, elaborar informes.
  6. En las primeras sesiones debe haber una evaluación, un diagnóstico y una propuesta tratamiento: Las terapias con evidencia científica comienzan con una evaluación del problema. Esta evaluación no debería llevar más de tres sesiones salvo excepciones. Una vez realizada la evaluación, el psicólogo debe darte un diagnóstico del problema y luego, propuesta de tratamiento.
  7. Número, duración y frecuencia de las sesiones: Normalmente, el número de sesiones necesarias para un tratamiento no superará las 20. La duración media de una sesión es de 55 – 60 minutos. El tiempo de duración de una sesión no es un factor importante en la eficacia del tratamiento, pero en menos de 45 minutos es difícil realizarla. Suelen tener una frecuencia semanal.
  8. Tareas para realizar entre sesiones: La mayoría de las terapias eficaces proponen tareas para realizar entre sesión y sesión. Lo habitual será que te lleves indicaciones sobre cosas que debes hacer o algún registro o cuestionario que rellenar. Este es un buen indicador para diferenciar una terapia eficaz de una que no lo es. 
  9. Cómo es la relación psicólogo – cliente: Es importante que te sientas a gusto y que confíes en él. Pero no es tu amigo. A veces, uno no se siente a gusto con ese profesional. Si ese es el caso, busca a otro. No tengas problema en cambiar de psicólogo, es algo más habitual de lo que piensas. 
  10. Buscar referencias del psicólogo en internet, preguntando en nuestro entorno, en guías, leyendo artículos o blogs  que el psicólogo haya escrito.

Y ahora, ¿Pedimos ayuda?

lunes, 2 de diciembre de 2013

LA COMUNICACIÓN PADRES E HIJOS Y SUS DOCE BARRERAS



La comunicación es nuestro principal mecanismo de interacción. A través de ella se conocen y negocian los espacios en la vida cotidiana, al igual que se entregan o vivencian loas creencias, las costumbres y los estilos de vida propios de cada familia, comunidad o espacio social al que se pertenece. 

Las relaciones familiares positivas son al mismo tiempo fuente de recursos psicosociales que facilitan a su vez, procesos adaptativos en el niño y en el adolescente. 

A continuación, 12 acciones que dificultan la comunicación entre padres e hijos pudiendo dañar las relaciones afectivas dentro del ámbito familiar:

  • ORDENAR, MANDAR: Estos mensajes comunican al niño que sus sentimientos o necesidades no son importantes, deben acatar lo que dice el padre (“no me importa lo que quieras hacer, entra inmediatamente en casa”)
  • AMENAZAR: Estos mensajes pueden hacer que el niño se sienta atemorizado (“si lo haces te arrepentirás”). Pueden despertar resentimientos y hostilidad.
  • ALECCIONAR, SERMONEAR: Estos mensajes intentan hacer ver al hijo el poder la autoridad. Los hijos pueden responder oponiendo resistencia y defendiendo su postura incluso más tercamente. (“hay que hacer lo debido”).
  • DAR SOLUCIONES PARA TODO: Estos mensajes a menudo llegan al niño como una prueba de que el padre no confía en su capacidad para encontrar su propia solución. Puede hacerles dependiente del padre y dejan de pensar por sí mismos. (“déjame hacerlo solo”).
  • INSTRUIR: La acción de intentar enseñar a veces hace que el “alumno” sienta que es inferior (“siempre crees que lo sabes todo”). A menudo los hijos ya conocen los hechos que los padres insisten  en explicarles (“Ya sé todo eso, no tienes que explicármelo”).
  • JUZGAR, CRITICAR, CULPAR: Estos mensajes hacen que se sientan inferiores. El autoconcepto del niño se forma a partir de juicios y las valoraciones que hacen de él los padres. Responden a la defensiva, sencillamente para protegerse.
  • ALABAR: Un valoración positiva que no concuerde con la imagen que el niño tiene de sí mismo puede fomentar la hostilidad. (“no soy guapa, soy fea”).
  • RIDICULIZAR, AVERGONZAR: Estos mensajes pueden producir un efecto devastador en la imagen que tiene de sí mismo. La respuesta más frecuente de los niños es el contraataque (“y tú eres un pesado”).
  • INTERPRETAR, DIAGNOSTICAR: Estos mensajes comunican al niño que el padre lo conoce “de arriba abajo. Puede resultar frustrante para el niño. Si la interpretación del padre resulta ser acertada, el niño puede sentirse avergonzado por quedar al descubierto (“no sales con nadie porque eres demasiado tímido”). Cuando este análisis o interpretación son erróneos, el niño se enfada porque le acusan injustamente.
  • CONSOLAR, QUITAR IMPORTANCIA: Estos mensajes no son tan útiles como suele pensar la mayoría de los padres. Tranquilizar a un niño que está inquieto por algo puede servir sólo para convencerle de que no se le comprende (“no dirías esto si supieras lo asustado que estoy”). Los padres consuelan porque no se sienten cómodos cuando el niño está así. Estos mensajes transmiten que queremos que deje de sentirse así (“no te preocupes, todo saldrá bien”). Tenemos que pensar si lo hacemos más para calmar nuestra angustia que para ayudar a nuestros hijos.
  • SONSACAR, INTERROGAR: Hacer preguntas puede transmitir falta de confianza o duda. (“¿Cuándo rato has estudiado?”)
  • DISTRAER, IRONIZAR: Estos mensajes pueden comunicar que no se está interesado por él, que no se respetan sus sentimientos o que, directamente, se le está rechazando.

Los niños, como los adultos, quieren que se les escuchen y se les comprenda con respeto. Si los padres se deshacen de ellos, pronto aprenderán a ir a otro sitio con sus problemas y sentimientos importantes. Y luego vienen las quejas…

Entonces, ¿Lo intentamos?