domingo, 22 de diciembre de 2013

¿CÓMO REACCIONAN LOS NIÑOS FRENTE EL DIVORCIO DE SUS PADRES? PARTE I



Cuando una pareja con hijos decide separarse se preocupan por la reacción que puedan tener éstos e intentan llevarlo lo mejor posible. Pueden sentirse perdidos por las reacciones que puedan hacer sus hijos frente a la separación. Aparecen dudas sobre si empiezan o no experimentar tensión y miedos frente a sus discusiones.
Muchas personas piensan, equivocadamente, que los niños pequeños no son sensibles a la comunicación interparietal y las emociones que éstos les provocan.
Los niños seguramente no entiendan el contenido de lo que los padres digan, pero sí entienden muy bien las emociones que subyacen en sus discusiones. Esta capacidad cambia y evoluciona con la edad. Aumenta considerablemente alrededor de los seis años.
Algunas de las reacciones típicas y predecibles que cabe esperar de los niños en función de su edad y de su grado de madurez son las siguientes:

Hasta los dos años:
Los bebés responden a cualquier cambio que se produzca en sus rutinas habituales con enfado, llanto  y malestar.  Es por ello que la atención debiera centrarse en las necesidades del niño y, si llegase a tener que hablar de un régimen de visitas, éstas deberían ser de corta duración y producirse siembre en un ambiente familiar para el niño.

Dos – cinco años:
Los niños en edad preescolar tienden a fantasear e inventarse cosas que sólo ocurren en su imaginación. En esta franja de edad suele ocurrir que piensen que ellos tienen la culpa de la separación de sus padres. Esto puede ocurrir con más probabilidad si no se les ha avisado, con anticipación, de la separación.
En esta edad, el comportamiento es un buen indicador de cómo se sienten. Quizá notemos que sus hábitos de sueño y comida, o incluso el descontrol de esfínteres, vuelven a niveles anteriores a la separación y que su lenguaje empeora. Algunos se vuelven demandantes y absorbentes. A veces, cuando tienen que salir de casa, irse a la cama o a la guardería, pueden volverse a producir situaciones de ansiedad y buscarse excusas para no salir. Estos niños no son capaces de entender la separación, ni de reorganizar sus sentimientos por causa de ésta y pueden sentirse desorientados o retraerse incluso de aquellas cosas y actividades que antes disfrutaban. Lo que ayudará a sus hijos en estas edades:

  • Mantener las rutinas y horarios habituales
  • Aprovechar cada ocasión que se presente para asegurarles que se les quiere
  • Y, sobre todo, advertirles de que ellos no son en absoluto responsables de la ruptura

Cinco – ocho años:
Estos niños ya han empezado a hacer amigos fuera del núcleo familiar y estos se han convertido en personas referentes importantes para ellos. A pesar de todo, la familia sigue siendo la principal fuente de seguridad y, ante la separación, su principal reacción será de tristeza y enfado.
Podrían producirse cambios en su comportamiento y rendimiento escolar. Necesitan tiempo para reorganizar sus sentimientos.
Algunos niños se vuelven agresivos e intentan rechazar cualquier adulto y prefieren estar alejados de ellos. Algunos niños desarrollan fantasías de reconciliación  y tratan de ejercer una importante presión en los padres para que se vuelvan a juntar. En este caso los padres deberían sentir la importancia su deseo, pero recordarles que esa es una decisión que sólo les corresponde a los padres. 

Y ahora, ¿qué hacemos con nuestros hijos?



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