A lo largo de nuestras vidas nos
hemos encontrado situaciones que han venido acompañadas de una serie de
conflictos. Conflictos que van directos a ser un problema ya que no sabemos
cómo resolverlos.
Hablamos de saber hacer una buena toma de decisiones frente a un
problema antes de actuar. Si alguna vez has intentado solucionar un problema
con el único motor de la impulsividad, seguramente, habrás ido derecho al
fracaso. Para poder llegar a una solución eficaz es preciso hacer una buena
resolución del problema.
La técnica que te presento no es
algo nuevo sino que seguramente la hacer de forma automática en muchas
ocasiones. Pero cuesta identificar los pasos para poder aplicarlo en
situaciones más complejas. Si te pregunto cómo es conducir, seguro que tienes
que pensar cómo lo hacer paso a paso, ya que es un mecanismo que ya has
automatizado.
Un ejemplo sencillo para que nos
entendamos: por la mañana qué ropa te vas a poner. Abres el armario y ves
algunas opciones. De cada opción valoras la consecuencia de ser elegida y lo
haces teniendo en cuenta otros factores: qué tiempo hace, dónde vas, si es de
día o de noche, si vas con alguien especial, etc. Una vez valoras y escoges la
mejor opción compruebas a lo largo del día si has elegido bien. ¿Identificas el
proceso?
Bien, pues te expongo paso a paso
cómo puedo ayudarte a buscar una solución a tu problema:
- ¿El problema es actual, está por pasar o es pasado? De qué me sirve pensar en buscar la solución de un problema si todavía quedan mucho tiempo para que suceda. Por ejemplo, un estudiante de carrera que le queda un curso para graduarse y está muy preocupado en qué hará cuando termine la carrera, hasta tal punto que tiene ansiedad.
- Definición del problema: Tenemos que buscar cuál es el problema realmente, y no una opción. A veces nos planteamos el problema entre dos opciones. Por ejemplo: ¿Me separo o no? Realmente la definición del problema sería algo así como: ¿Qué hacer con mi relación de pareja?
- Listado de opciones: Haz un listado de posibles soluciones. El listado lo debes hacer sin juicio, cuanta más cantidad de opciones mejor. Un vez hecho. Revísalo y quita aquellas opciones que no sean viables por temas legales, éticos, etc.
- Identificar si el problema me incumbe solo a mí o a alguien más.
- Valorando opciones: De cada opción debes buscar sus consecuencias de la siguiente manera:
- ¿Cuánto de positivo es para mí a corto plazo esta opción?
- ¿Cuánto de positivo es para mí a largo plazo esta opción?
- ¿Cuánto de negativo es para mí a corto plazo esta opción?
- ¿Cuánto de negativo es para mí a largo plazo esta opción?
En el caso de que el problema
incumba a otra persona se haría el mismo proceso pero pensando en la otra
persona. Ejemplo: cuánto de positivo es para ella a corto plazo si yo elijo
esta opción.
De cada pregunta salen varias
consecuencias. Bien, ahora, de cada consecuencia debes valorar cuánto de
importante es para ti esa consecuencia, del 1 al 10. Cuanto más perfiles la
respuesta mejor.
Una vez valorada cada consecuencia,
debes sumas todas aquellas consecuencias que forman parte de lo positivo y lo
mismo de lo negativo. Tanto las mías como las de la persona que incluyas, si es
el caso. Te salen dos valores. Uno en el positivo y uno en el negativo.
Una vez hecho los cálculos, debes
restar el valor que te ha dado en lo positivo y en lo negativo. Te da un único
valor. Si te da negativo, significa que la opción quedaría descartada. Si es
positivo es el valor que le das a esa opción.
El proceso debe ser el mismo para
todas las opciones. Cada opción te dará un valor. Cuando termines verás que
habrá una opción con el valor más alto. Esa es la opción que más te conviene.
Coge esa opción y aplícala, y luego valora si está siendo eficaz.
Es un proceso largo, pero es
interesante como aparecen puntos del problema que a priori no te habías dado ni
cuenta. Es un proceso que es más importante incluso el proceso en sí que el
resultado, por lo que te he comentado.
¿Lo intentamos?
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