domingo, 14 de septiembre de 2014

¿CÓMO DIALOGAR CON MI HIJO ADOLESCENTE?



 Cuando llega la adolescencia, los padres temen muchas veces poder manejar ciertos temas con sus hijos, incluso, no saben cómo manejar una situación incómoda donde ellos expresan y piden ayuda, temas como drogas o sexo.
Debemos escuchar a los hijos sin hacer juicios de valor sobre sus comentarios, sin interrupciones y dando señales de escucha activa y que nos ha llegado el mensaje que pretende que nos llegue.

Tres pilares fundamentales de una comunicación eficaz son la atención y la comprensión, y sobre todo, la paciencia.

He aquí algunas pautas para mejorar ese diálogo con nuestros hijos:

  • No sermonear: la conversación es cosa mínimo de dos, no lo conviertas en un monólogo. Deja que tu hijo se exprese
  • Usar la escucha activa: presta atención a lo que tu hijo te dice. No es que no recibas el mensaje, sino, lo más importante, es que tu hijo se sienta escuchado. Si crees que en ese momento no pueden atenderle, cuéntale el motivo y se busca otro momento para tener esa conversación
  • Tú has sido adolescente: recuerda que tú has pasado por ahí, sé consciente que también has vivido conflictos y usa la empatía
  • Respetar: deja que expresen sus opiniones y puntos de vista, aunque sean diferentes a los tuyos. Piensa que a su edad hay ciertos aspectos importantes que cuando somos adultos carecen de importancia
  • Fomentar un ambiente agradable: habla de cosas intrascendentes, esto facilita que luego se pueda hablar de problemas más importantes. Fomenta el diálogo día a día. No pretendas que de repente te cuente las cosas, sin una previa confianza
  • Usar lenguaje positivo: si nos fijamos en cómo emitimos los mensajes, nos daremos cuenta que surte más efecto si lo hacemos en positivo que en negativo. Por ejemplo, decir “habla más bajo” en vez de “no hables tan alto”
  • Tener cuidado en cómo expresamos: cómo decimos las cosas, nuestros sentimientos y nuestras peticiones de cambio contribuye a transmitir información y refuerza lo que se dice
  • Ser objetivos en nuestras quejas: cuando tengamos una queja o una crítica que hacer, nos hemos de basar en una descripción de las cosas observables, no generalizando
  • No mostrar alarma o enfado: cuando exprese sus opiniones sobre un tema peliagudo, intentar no dar signos externos de alarma o de ira, ya que podrían interrumpir la comunicación, y lo que aprendería tu hijo es que no se puede confiar en ti

Se puede aprender a usar un lenguaje objetivo y claro para que los diálogos sean un intercambio de información que beneficie a ambas partes. Es importante ser honestos cuando expresemos tanto peticiones como críticas. 

No olvides que la buena comunicación es una habilidad, y como tal, se puede aprender. ¡Ánimo!

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