¿Cuántas veces has intentado
expresar algo que te ha sentado mal y no has podido? El resultado ha sido una
discusión, la conversación se te ha ido de las manos o has acabado incluso
sintiéndote culpable porque el otro ha tenido la capacidad de darle la vuelta a
la tortilla y además sin darte cuenta.
La asertividad es la capacidad de expresar aquello que nos molesta o
no nos agrada a alguien sin tener el objetivo de dañar a la otra persona, con
un objetivo de expresión claro y con la emoción negativa desagradable
controlada.
La asertividad es una habilidad
social y como tal, puede ser aprendida. Su objetivo es tener una comunicación
eficaz con el otro. Tu objetivo es expresar lo que sientes o piensas de forma
eficaz.
Haim Ginott definió un
procedimiento a seguir cuando queramos exponer algo que no nos gusta. Este proceso
es una de las reglas de oro de la asertividad. Hablamos de la fórmula XYZ.
Eva Bach y Anna Forés, en su
libro “La asertividad para gente
extraordinaria” añaden una cuarta parte a este proceso.
El proceso es el siguiente:
- Cuando/Cada vez que dices o haces X: Aquí definimos el problema, cuanto más específico sea el comportamiento que queremos quejarnos, mejor. No criticamos a la persona sino a su conducta.
- Esto hace que yo me sienta Y: Aquí va la parte emocional. Digo cómo me siento frente a ese comportamiento. El tono de mi voz debe ser calmado. No juzgamos sino nos centramos en el sentimiento que me ha causado. Analizamos su perspectiva para yo entender el problema y dejo incluso que se exprese cómo se siente.
- Me hubiera gustado que hicieras Z o sentirme Z: Podemos expresar nuestras expectativas, nuestros deseos. Comento la conducta que hubiera preferido. Lo expreso en positivo. No usemos frases en negativo. Respetamos la decisión del otro en aceptar o no lo que le decimos. Tenemos que dar una alternativa para cambio. Esto va encaminado a buscar una solución entre los dos.
- ¿Qué te gustaría a ti que hiciera yo? Por mi parte me comprometo a…: En qué medida he contribuido para que suceda esto. Qué podría hacer yo. Implica asumir parte de la responsabilidad que pueda correspondernos y estar dispuestos a dar algo de nosotros. Adquirimos un compromiso con el otro hacia el cambio.
El objetivo de usar la fórmula
presentada es evitar los ataques, las críticas, la hostilidad. Y fomentar una
demanda razonable, flexible, respetuosa. Cambiamos la focalización de la
crítica. Esta forma de expresar también
contempla al otro. Se interesa por la perspectiva que ha tomado el otro. Porqué
lo ve de distinta manera a mí. E intenta averiguarlo.
De forma resumida podríamos
decir: Cuando tú haces o dices X, me siento Y, y me habría gustado que hicieras
Z. ¿Qué podríamos hacer para llegar a una solución? ¿Qué podría hacer yo?
¿Lo intentamos?
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